Sencillo, Blockchain es “tecnología de encriptación con la que se forman cadenas de bloques durante las transferencias de información y posibilita el rastreo del curso de datos y su protección contra interferencias de terceros no autorizados”[1].

Si entendiste, estás un paso adelante. Si no, no te preocupes. Aquí te explicamos.

Para garantizar una mayor comprensión del tema hay que poner en contexto la agravante y, desgraciadamente, tolerada situación actual. El flujo de recursos que va y viene a través de Internet cada vez se encuentra más desprotegido por distintos factores como seguridad ineficiente, programas o códigos informáticos maliciosos que atentan contra la integridad de los equipos y sistemas, horas perdidas al momento de validar ciertos procesos, entre otros. Ante una vulnerabilidad crítica y la poca certidumbre que generan los términos y condiciones ineludibles para proceder con nuestras actividades en la red, alguien decidió poner un alto y adelantarse unos años con una idea que presume ser el cambio de la vida como la conocemos. Así es -dejando lo obvio a un lado- la Blockchain.

Cabe destacar que es un tema complejo por su naturaleza pero, en unos años, cuando las organizaciones adopten los cambios y tendencias que acompañan la Cuarta Revolución Industrial, logren implementar esta prometedora tecnología, las reglas del juego cambiarán sí o sí.

Partiendo de lo general a lo particular, tomaremos de referencia la cita inicial. Las aspectos clave que caracterizan este tipo de tecnología son los siguientes:

• Funciona por medio de la red. O sea, vía Internet.
• Estamos en presencia de un conjunto de bases de datos. Nada de otro mundo, lugares en donde se resguarda nuestra información digital.
• Descentralizada. Nada ni nadie la rige, no tiene propiedad o es regulada por entes gubernamentales, instituciones financieras, etc.
• A diferencia de bases comunes y corrientes, estas son inmutables e incorruptibles. Una vez que se registran las transacciones, no pueden ser modificadas o eliminadas.
• Estas bases están distribuidas a través de la red. Cada una se encuentra en un nodo. Cada nodo tiene acceso a la misma información y transacciones en tiempo real.
• Colectiva. Los usuarios, mediante consenso y desde el nodo que representen, validan los movimientos. Tal cual, la gente la hace funcionar.
• Criptográficamente En otras palabras, cada transacción se protege con algoritmos escritos para cifrarla.

Ahora, el orden que conlleva la creación de un bloque de información es la creación de la transacción, los usuarios autentican la misma, se crea el registro distribuido, los nodos reciben los bloques y validan, el bloque se añade a la cadena o Blockchain y listo.

¿Por qué parece que todos apuestan a favor de esta nueva tecnología? Es seguro, garantiza anonimato, no hay un único dueño de la cadena, no hay manera de manipular la información en los bloques, permite la trazabilidad para seguir el camino que tome el movimiento y asegurar el destino, es transparente y elimina a los intermediarios.

El mercado todavía se encuentra en proceso de adecuación, dado que puede solucionar muchos problemas pero crea otros. Al día de hoy, no existen sistemas a prueba de balas, completa seguridad o la oportunidad de mover dinero de un país a otro en cuestión de minutos. Sin embargo, al brindar la plataforma para hacerlo, de manera confiable y a través de distintos filtros para su validación, no estaría mal echarle un vistazo. Posiblemente sea el siguiente parteaguas como lo fue el .com hace una década o sea el siguiente gran fracaso de la tecnología en orden a subsanar los males del sistema.

Jorge Covarrubias Senés

[1] Tapscott, D., & Tapscott, A. (2016). La Revolución Blockchain: descubre cómo esta nueva tecnología transformará la economía global.